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SATURNINA - MICRO CUENTO CON SABOR A ETERNIDAD

Relato corto Saturnina campo historia de amor
En el campo

SATURNINA - MICRO CUENTO CON SABOR A ETERNIDAD


En el velorio de Doña Saturina estaba el pueblo entero y algún que otro desconocido que llamaba la atención de deudos y vecinos por igual.  Nadie preguntó por el hombre joven y  solitario que no se animaba a cruzar el umbral hacia la capilla ardiente.

Se trataba de Fausto, el hijo menor de Don Irineo quien había fallecido hacía pocos meses y a quien nadie había vuelto a ver desde que los hijos se lo llevaron a vivir a la ciudad.  Era el único portador del secreto de su padre. Minutos antes de que los empleados de la funeraria cerraran el cajón, se acercó y dejó en su interior un pañuelo de seda ocultando a la vista de todos las iniciales de doña Saturnina.  Se lo había dado en guarda su padre cuando cayó enfermo, el mismo día en que le contó su secreto y prohibido amor.  A pesar de haber amado a su esposa como a nadie en el mundo, nunca olvidó a esa muchacha con la que bailó por primera vez.

Hacía casi setenta años atrás, durante la fiesta del pueblo en la plaza principal, Saturnina lo embelesó danzando con él una de las piezas clásicas ofrecidas por la orquesta.   Esa tarde al llegar a su casa dio por perdido el pañuelo en el que había bordado sus iniciales. 




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